Los investigadores propusieron hacer un recorrido de los bordes del Delta del Paraná que se inició en San Pedro una semana antes del encuentro con el resto de los participantes en Victoria, Entre Ríos. El propósito del viaje fue realizar un corte transversal en el área agroindustrial atravesando la zona del humedal hasta la hidrovía. 

A la altura del paralelo 33, la frontera externa está delimitada por la agricultura extractivista y es a la vez un enlace con la red de comercio internacional. Hacia el Este, perduran los vestigios de la antigua capital del Delta entrerriano en Villa Paranacito. Entre ambos extremos, se perciben los efectos de la práctica sojera sobre el humedal en Ibicuy. 

El método de trabajo implicó diversas formas de aproximación a dicha franja territorial desde múltiples alturas y capas de registro. Por un lado, con la prospección satelital se captó la configuración hidrográfica del suelo desde la altura del accidente geológico. Mientras que en una segunda instancia, se tomó una vista aérea con un drone a 80 mts. que permitió visualizar los movimientos de los cuerpos y el habitar del territorio.

La iniciativa de los investigadores confluyó en el encuentro propuesto por Taller Flotante en Victoria. Durante dos jornadas, la Posada Siete Paraísos se convirtió en la sede de los plenario y comidas de los participantes. Dentro de los ejercicios previstos, se invitó a los participantes realizar el circuito creado por el grupo de Turismo Comunitario Victoria en la costa e islas del barrio Quinto Cuartel que da a conocer las particularidades de la zona y su rol dentro de la Cuenca del Paraná. El recorrido brinda a la vez la oportunidad de conocer la región de la mano de lxs vecinxs organizados en un proyecto productivo comunitario que llevan adelante Cuidadorxs de la Casa Común y Taller flotante hace más de dos años en el marco de EcoTurismo Comunitario. 

A través de los circuitos y postas, la presencia de Turismo Comunitario Victoria en el territorio permitió plantear apropiaciones, identificaciones y la conformación de futuros observatorios comunitarios que apuestan a promover sociedades atentas y con control de sus propios territorios. Definiendo al turismo comunitario como una resistencia de los territorios y la permanencia activa como un modo de defenderlo.